...y por San Antón
Por San Antón...
Texto: Sole Venegas
Por Sanantón…, y por Sanantón, un montón.
Un montón de lumbres, un montón de porrón, montones de rosas, arrumacos en flor; montón de montones… montón de montón… y por Sanantón.
Cuando creas que lo has visto todo, yo te digo, viajero, de Abla aún nos has visto "ná" , pues donde parece que mure mi pueblo, allí, justamente allí, mi sierra " callá". Y en la última revuelta, tras la ermita : laheros y huertas, que se me clavan al recuerdo, como a las nubes viajeras por allí las clavan las pitas…. Y por San Antón.., y por sanantón, cuánto no daría yo…
¿ Recuerdas mi noche? La noche que por sanantón, Abla se engalana y siembra mis calles de gente y de llamas.
¿ Recuerdas?
Y cómo, para saltar las lumbres, íbamos por los cañaverales para elegir esa caña fuerte y hueca, y que para ver que no se tronchase, la probábamos brincando balates, brincando acequias.
¿ Recuerdas?
¿Recuerdas? cuando, desde las Llanadas, para que me columpiase, me lanzabas nubes, cometa, para soñar que soñábamos, como sueñan con sed las molinetas.
Lumbres, rosas, vino joven en porrón… Y por San Antón..., y por sanantón, qué no daría yo.
Me dice mi abuela, que… ¿sueño o realidad ?: Y cuando después de la noche despertemos, tomaremos marta y papajotes, copilla de mistela y pandehigo. Y aún en la mano la torta de chicharrones, nos iremos hacia los corrales y aviaremos a la burra que tumbada, sin prisa, espera la paja. Cogeremos a la cabrilla con sus dos chotillos y la llevaremos a" Las Huertas", allí, con las "bandás" de gorrioncillos helados bajo el níspero y los nerviosos "pepicos" en el caquero despertaremos también a la mañana.
Desde allí, veremos cómo, por los puntones, adornadas con toquillas, bajan las mozas de Abrucena bailando seguidillas. Y por el camino de "Las Huertas" y desde muy temprano, burros con serones bien aviados llegan con serranas y serranos, y eso que no es "mercao".
Y del carriche, y de San Roque, y de san juan, suben mozos y mozas a sanantón a volar.
…Y cuando el sol perezoso se haya "calentao", entonces, ya, podrá empezar, entre cohetillos, la misa de San Antón.
Y será que, como casi siempre, la estampa de siglos se repetirá: Hombres tomando el sol apoyados a la gran pared del frontón que calienta ; las mujeres, dentro de la ermita, rezando por todos con devoción al santo; y los niños, helaícos, metidos en los chales de sus madres, soñando.
Terminada la misa, tras la bendición de los animales, algún que otro cohete y la procesión.
Después, cocido de nabos y para no adormilarnos al frontón de pelota.
Ya por la tarde y como final de la festividad del santo, la carrera de cintas:
Las cintas, por las mozas bordadas, son brazaletes de lumbre que se encienden entre susurros de mozos sin voz.
Abulenses, dice mi abuela, que San Antón, bonachón, como siempre sin regañarnos, se despide contento de nosotros como todos los años.
Texto: Sole Venegas
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